Hoy en día la tecnología es parte del día a día de cualquier persona y constituye un cambio radical en la calidad de vida de las personas, ofreciendo una gran cantidad de nuevas oportunidades de acceso a datos y servicios de cualquier ámbito.
Si bien es cierto, a pesar de que la tecnología parecía ser un factor crítico para la medicina moderna, ésta ha tenido un gran impulso hacia la mejora de los diagnósticos, la atención a los pacientes y la investigación, como es el caso de un grupo de ingenieros, químicos y farmacéuticos del MIT que han publicado en Science.
Su investigación se basó en el desarrollo de Plug-and-Play, una máquina que hace posible obtener, de forma continua, productos tales como el Prozac, el diazepam o la lidocaína, todos ellos reuniendo los estándares de calidad que exige la Farmacopedia de Estados Unidos. Este nuevo sistema utiliza un tipo de síntesis química de flujo continuo, de manera que los reactivos químicos fluyen a través de una serie de conductos y se pueden agregar nuevos químicos en diferentes puntos sin parar el proceso. Esto resulta una gran ventaja en comparación con el proceso tradicional que se realiza por lotes y cada paso por separado, requiriendo la intervención de profesionales para cambiar cualquier parte del proceso.
Según los investigadores, este nuevo sistema reduciría el tiempo requerido de preparación de los fármacos desde meses o años hasta un solo día, ya que el proceso de producción tradicional de un comprimido puede ser de hasta 12 meses, mientras que con esta máquina se podrían producir en 24 horas.
En definitiva, podemos observar que la evolución tecnológica está avanzando de manera positiva en los campos de la medicina y la investigación, pudiendo así optimizar el tiempo de los procesos y el producto final, sin afectar la calidad, eficiencia y seguridad de éste, además de reducir los costes de la producción de un fármaco.
Escrito por Cristina González